Este no es el artículo que tenía pensado para esta semana. Tal y como comenté el lunes, mi idea era crear una entrada con mi opinión tras leer el libro “The 10X Rule”. Sin embargo, he sido víctima de las circunstancias y éstas me han llevado por otro camino.

Esta semana que acaba ha sido nefasta en cuanto a productividad. La parte positiva es que he aprendido un poco más de mí y de mis procesos internos. He sido algo más consciente de lo que debo y no debo hacer.

En esta entrada te voy a contar cuáles son los pasos que sigo cuando me enfrento a esta situación —sí, me ha ocurrido más veces y sí, también te ocurrirá a ti— para salir de ella.

Poniendo por escrito esta reflexión, lo único que espero es que tú puedas extraer algo positivo y de valor de mi experiencia.

Burnout

La explicación breve de lo que me ha ocurrido se llama burnout, es decir, que me he quemado.

En mi caso, me ocurre cuando no descanso lo suficiente cada día y cuando no establezco una pausa, es decir, uno o varios días en los que premeditadamente me dedico a cualquier otra actividad que no tenga que ver con lo que generalmente hago.

Por motivos que no vienen al caso, pero que son de fuerza mayor, hace más de un año que no tengo vacaciones, tal y como tú las conoces.

Por otro lado, esas mismas circunstancias me obligan a tener que repetir las mismas acciones cada día, fines de semana incluidos.

El resultado es que realmente no hay una desconexión ni un descanso. Aunque soy un gran fan de las rutinas, en este caso la situación me ha ahogado y podido conmigo.

Esta semana, sencillamente, he llegado al límite y me he desmoronado.

Si te ha pasado o te está pasando lo mismo, te preguntarás qué puedes hacer para salir de esta situación. Lo he resumido en cuatro sencillos pasos, que a continuación te expongo:

1- Reflexionar

Hay algunos síntomas que indican que estás próximo al burnout. En mi caso, los más aparentes son:

  • Insomnio.
  • Fatiga.
  • Apatía.
  • Ganas de llorar.

Lo importante en este punto es ser racional y darse cuenta de lo que está ocurriendo. Cuando estás metido en la acción de cada día es muy fácil que estos síntomas pasen desapercibidos hasta que quizás es demasiado tarde.

Mi primer paso es reflexionar sobre qué es lo que ha ocurrido y cuáles son los motivos que me han llevado a esta situación.

No puedes comenzar a pensar en la solución de un problema del que no eres consciente.

Si dedicas un tiempo a mirar atrás para tratar de atar cabos, al final acabarás con una explicación de los sucesos, acciones o situaciones que te han llevado a este punto de “no poder más”.

Aunque es esencial que indagues y hagas una retrospección, en la mayoría de ocasiones verás que todo gira en torno a un desequilibrio: tus acciones no están equilibradas con un descanso acorde.

Con esta información vital, es hora de aplicar diferentes soluciones. Éstas, en el 99% de los casos pasan por simplificar y eliminar lo superfluo, lo que añade ruido pero no valor.

2- Simplifica

Soy una persona obsesionada con los métodos y procedimientos. Puedo estar horas y horas diseñando una estrategia para realizar cualquier acción. Medito cada paso, lo pongo por escrito y lo voy perfeccionando paulatinamente.

Aunque soy consciente de que en realidad se trata de algo así como de una ¿procrastinación productiva? y que añade una resistencia interna a la ACCIÓN, el mayor problema que supone el estar siempre cambiando y ajustando es que complica mucho todo lo que hago.

Tener planes, estrategias y métodos está bien. Tener que consultar un método antes de hacer cualquier cosa y encima cambiarlo constantemente es contraproducente, genera ansiedad, estrés y acaba por quemarte.

Así que ya sabes. Busca lo esencial y elimina lo que estorbe, no te aporte valor y encima te provoque estrés y ansiedad (pro tip: esto se aplica igualmente a las personas).

3- Haz

Por experiencia sé que cuando te encuentras tan mal, es muy tentador pensar que lo mejor será no hacer nada hasta que te recuperes. ¿Tiene sentido, no?.

Por favor, no caigas en este error, por mucho que lo recubras con lógica, sabes lo que realmente es: una excusa.

Ahora bien, quizás tampoco sea buena idea —definitivamente no lo es— el continuar como si nada estuviera ocurriendo.

Mi consejo, y lo que a mi me funciona, es realizar una versión adaptada del hábito o acción para no romper la cadena.

Aplicado a ejemplos personales de este burnout:

  • Esta semana no fui capaz de ir al gimnasio a las 7AM, como de costumbre, pero al menos he ido, aunque sea a otras horas.
  • No he sido capaz de escribir mis 500 palabras diarias, pero al menos he mantenido el hábito escribiendo un poco cada día.
  • No he sido capaz de meditar todos los días, pero al menos he buscado momentos de tranquilidad y reflexión.
  • No he avanzado con mis proyectos todo lo que hubiera querido y tenía planeado, pero al menos he tachado una tarea cada día.

Estoy seguro de que con estos ejemplos captas la idea central:

No te dejes llevar por tu estado de ánimo actual, éste pasará. Lo verdaderamente devastador será si, cuando te recuperes anímicamente, hayas perdido tu rutina, tu momentum.

4- Descansa

Por último, pero no menos importante, debes descansar. No olvides que parte de lo que te ha llevado a esta situación es el creer que eres invulnerable y que puedes con todo.

Cuando hablo de descanso no me refiero a pasar un fin de semana o unos días de descanso sin más. Debes de buscar actividades complementarias y que no tengan nada que ver con tus acciones normales.

Si tienes hobbies u otros intereses: este es el momento de perseguirlos.

Durante estos días será tentador mirar el correo-e o seguir pensando en tus proyectos, planes y ambiciones profesionales, pero no debes de hacerlo. Tu salud física y mental va en ello.

En mi experiencia, lo que mejor me funciona es un cambio de entorno. Si tienes un chalet o apartamento o posibilidad de pasar unos días fuera, sería la ocasión perfecta.

Además, debes diseñar y planificar estos días con todo mimo y detalle pero con espacio para la improvisación, buscando la experiencia antes que lo material.

La clave está en darle a tu mente un respiro de lo cotidiano.

Conclusión: No has fracasado si no abandonas

Tengo una buena noticia y una mala. La buena es que el burnout es un claro indicador de que estás haciendo algo, de que estás progresando. El exigir de ti mismo/a constantemente te expone a este tipo de problemas. Es normal.

La mala noticia es que esto volverá a pasar. La clave está en que cada vez sean nuevos problemas y circunstancias diferentes los que lo generen, ya que si lo piensas, ahora te ríes de lo que antes te provocaba estrés y ansiedad.

Lo que debes entender es que no hay progreso sin fricción. No hay beneficio sin sufrimiento. No hay un atajo al desarrollo personal y profesional. Hay subidas y bajadas, es duro, sí, pero merece la pena.

Así que, quizás, estar expuesto/a y sufrir el burnout no es tan mala noticia, al fin y al cabo; podría ser mucho peor una vida de inacción, apatía y cobardía del que no intenta nada por miedo al fracaso.

Un miedo del todo absurdo, porque tu y yo ahora sabemos que no es un fracaso si no abandonas.