Nunca he sido una persona que tienda a compararse en exceso. De verdad. No me considero por encima de nadie, pero aun así nunca he necesitado prestar atención a otras personas para calcular mi valía.
Todo esto cambió cuando empecé a utilizar más las redes sociales. Al hacerlo, se manifestaron toda una serie de pensamientos y emociones apenas conocidos para mí.
La mayoría negativos.
No creo que el problema esté en las comparaciones en sí, ya que todos/as nos comparamos y es normal. Es un mecanismo interno que los seres humanos compartimos.
Desde que eres pequeño/a evalúas constantemente la cantidad de atención que recibes.
Primero de tus padres (sobre todo si hay hermanos/as de por medio). Luego en el colegio, en busca siempre de la popularidad. Más adelante en el trabajo, donde quieres conseguir ese ascenso o aumento, quizás a costa de pasar por encima de los demás.
Es un comportamiento lógico y racional. Hasta un niño pequeño se da cuenta de que a la atención le sigue el poder, y todos —absolutamente todos— queremos más poder.
En mi caso particular el verdadero problema reside en las redes sociales, ya que exageran este fenómeno hasta límites que acaban perjudicándote.
Sospecho que no soy el único al que le ocurre.
Solo tienes que prestar atención a tus emociones cuando haces scroll en cualquier red social y te encuentras con esa persona (todos tenemos nuestro/a némesis). Un torrente de pensamientos se desborda. Se inicia un diálogo interno. Buscas desesperadamente racionalizar lo que sientes, pero es imposible por una sencilla razón: nunca encontrarás lógica en la envidia.
No ayuda que la mayoría de personas exponga la parte de su vida que le interesa, exagerando sus logros y escondiendo las miserias que todos tenemos.
El análisis superficial te indicará algo muy diferente de lo que puede estar pasando en realidad. Quién sabe, quizás el/ella sienta lo mismo hacia ti.
La única forma de combatir la situación es —como no— ser consciente. Consciente de tus sentimientos y actuar cuando lo necesites. Silencia/oculta/elimina/bloquea aquello que no te venga bien o no estés preparado para aceptar y sigue tu camino.
Es posible que tener presencia en los medios sociales sea un requisito actualmente. No te lo discuto. Sin embargo eso no significa que debas caer en las dinámicas de búsqueda de atención, validación social y baja autoestima que todas ellas acaban generando.
Tienes en tu contra ingenieros y psicólogos del comportamiento, además de inversiones millonarias.
No te engañes, su único objetivo es tenerte siempre ahí, haciendo lo que ellos quieren para retener tu atención y rentabilizarla.
A ellos les importa una mierda que estés o no conectado con tus seres queridos o que te mantengas al día con lo que ocurre en el mundo.
Para ellos solo eres un número.
Ellos no son tus amigos.