Como desarrolladores o desarrolladoras queremos optimizar al máximo todo lo que hacemos mientras estamos despiertos. Buscamos patrones y ajustamos las piezas necesarias para trabajar de la forma más eficiente posible. Está en nuestro ADN. Por eso, cuando se nos habla de productividad solemos prestar atención.

Sin embargo —como en todo— hay mucho gurú y confusión sobre lo que significa ser productivo/a. Para dar tus primeros pasos en el mundo de la productividad no necesitas herramientas de última generación ni invertir en formación para que alguien te diga cómo vivir tu vida. Lo único que necesitas es ser más consciente. Luego te aclararé a que me refiero.

En este episodio de Maestría te explicaré cómo crear una primera versión de tu rutina matinal. Para mí se trata de la pieza más importante, ya que las primeras acciones de tu día definen e impactan el resto del mismo.

Si comienzas consumiendo (RRSS, TV, etc.) casi con toda seguridad continuarás haciéndolo. Si por el contrario comienzas con actividades diseñadas —la clave— tienes más posibilidades de seguir en esa dinámica el resto del día.

Pero antes, tenemos que derribar algunos mitos.

No existe una rutina única porque tú eres único/a

Como individuos, cada uno de nosotros somos únicos (tenemos circunstancias, entornos, preferencias y valores diferentes) por lo que quítate de la cabeza encontrar una solución que te funcione al 100% garantizado. Ni siquiera lo intentes.

No hay nada malo en leer (de hecho, es necesario) e ir tomando lo que te interesa de aquí y allá, pero debes tener claro que tendrás que componer tu propia rutina con base en lo que funciona, desechando lo que no.

Ser productivo/a no tiene nada que ver con la hora del día.

Otro de los mitos más extendidos es que para lograr lo que te propongas debes comenzar tu día antes de que salga el sol. Somos literalmente bombardeados con cientos de ejemplos cada día en redes sociales.

Sin embargo la ciencia es clara: cada uno tenemos un cronotipo diferente por lo que —una vez más— generalizar es peligroso, más si cabe en este caso ya estamos hablando del descanso, el cual debe ser tu principal foco de atención.

No importa lo que leas o escuches por ahí, nunca olvides que lo más importante es descansar de 7 a 9 horas todos los días. De lo contrario todo lo que construyas no durará mucho tiempo.

También debes de saber que aunque los datos indican que la mayoría de personas son más productivas por la mañana, si eres más bien nocturno/a ten por seguro que puedes ser igual o más productivo/a trabajando de madrugada. Lo importante no es la hora, sino la consciencia, intención y diseño.

Tenlo claro la próxima vez que veas la típica foto de Instagram donde aparecen alguien meditando mientras sale el sol. Esa persona será productiva a pesar de levantarse a las 5:30 AM, no por ello.

Correlación no quiere decir causa.

Teniendo todo un poco más claro, vamos con los pasos para que crees tu rutina matinal.

1º Define tu objetivo

Como te decía al principio, lo más importante es que sepas cuál es tu objetivo. Es vital que hagas esa reflexión.

Si no sabes lo que quieres, no tiene sentido que busques ser más productivo/a. ¿Productivo/a para qué?.

Por otro lado no hay sistema, libro, herramienta, curso o experto/a en productividad que pueda hacer tu trabajo y decirte qué dirección tomar. Nadie se conoce mejor que tú.

2º En base a tu objetivo, diseña tu rutina

Teniendo claro tu objetivo principal, estos son algunos modelos de rutina que te ayudarán a conseguirlo. Recuerda: da igual a la hora en la que la pongas en marcha.

Aunque cada modelo que vamos a ver está optimizado para un tipo de objetivo, todos tienen algo en común: están diseñados y parten de tu intención de gobernar el inicio —y el resto— del día.

Aunque sea obvio te recuerdo que sí: vas a tener que adelantar tu despertador de treinta minutos a una hora para que esto funcione. Aun así merece la pena, ya que los beneficios de comenzar el día con intención son masivos.

Rutina de trabajo: comienza el día avanzando en tu proyecto

Si tu objetivo es dar vida a ese proyecto, SASS o idea que tienes en mente, pero sabes que tu trabajo convencional acaba siempre entrometiéndose, comenzar tu día dedicando una hora a trabajar en él te permite asegurarte de que sí o sí estás dando pasos cada día en esa dirección.

Rutina de aprendizaje: comienza el día aprendiendo

Asumo que, como yo, eres desarrollador/a Web. Al dedicarnos una profesión que tiene que ver con el conocimiento y estar siempre actualizado no puedo imaginarme una mejor forma de comenzar el día que leyendo y programando, sabiendo que mantienes en forma tus conocimientos y habilidades.

Bastan de treinta minutos a una hora cada día para que al finalizar la semana, mes y año tengas en tu arsenal metodologías, herramientas y técnicas que te harán más competente.

Rutina de creación: comienza el día escribiendo, grabando, creando

Sin duda una de mis favoritas. Si creas contenido (si no, entiendo por qué no lo haces, es la mejor forma de aprender) y siempre en mi experiencia, hacerlo como primera acción, cuando a nivel creativo estamos más frescos y alerta, es la mejor opción.

Hazte una buena taza de café o de té y siéntate a escribir. Deja que la cafeína o teína haga su efecto mientras las palabras fluyen. Comenzar el día creando es uno de los mejores hábitos que puedes desarrollar.

Rutina del bienestar: comienza el día ejercitando cuerpo y mente

Otra de mis preferidas. Aunque siempre es una gran opción, si te encuentras decaído/a a nivel físico o estresado/a porque la ansiedad no deja de llamar a tu puerta, comenzar tu día dándole importancia al bienestar es una idea —o necesidad— muy inteligente.

Unas simples flexiones o sentadillas pueden activar tu metabolismo y ayudarte a permanecer más activo/a. Si entrenas, hacerlo como primera acción del día tiene beneficios extra demostrados, además de saber que ese día no vas a fallar.

Por otro lado queda el entrenamiento mental. No es la primera vez que hablo de lo importante que es meditar así que no seré muy pesado con esto, pero cinco minutos al día de mediación consciente puede ayudarte con esas preocupaciones y ansiedad. Si además lo haces tras entrenar, la combinación es sublime.

3º Evalúa y ajusta

Tu rutina matinal no es algo místico o mágico (aunque a veces puede parecerlo); es un hábito más y como tal debes de darle un tiempo justo para que se asiente. No esperes que todo vaya como la seda el primer día.

Por ejemplo, puedes comenzar al inicio de semana y al finalizarla evaluar cómo ha ido y ahí hacer los ajustes que creas.

Recuerda algo importante. Tu rutina solo tiene sentido si te acerca y te pone en la dirección adecuada para conseguir tu objetivo. Eso quiere decir que si tu objetivo cambia es posible que debas cambiar tu rutina.

Declaración de intenciones

Comenzar el día con premeditación es como quitarte las cadenas mientras le gritas se acabó a todas las fuerzas que pujan por tu atención. Es liberador.

Ahora mandas tú. Ahora tienes claro cuál es tu objetivo. También sabes la dirección que debes tomar. Todo lo que tienes que hacer es comenzar el día poniendo un pie delante del otro y avanzar un paso más hasta llegar a tu destino.

Así que recuerda:

  1. Define lo que quieres.
  2. Diseña tu rutina.
  3. Evalúa y ajusta.

Si lo haces, nada ni nadie podrá detenerte.