Siempre me ha llamado la atención el hecho de tener y nutrir un diario. El llevar un registro de lo más importante de cada día de mi vida.
Como se acerca el cambio de año, creo este es el mejor momento para poner en marcha un nuevo hábito.

Se trata de una técnica usada por grandes personalidades y creativos/as como Marcus Aurelius, Charles Darwin, Winston Churchill, Tim Ferriss y un larguísimo etcétera.

La escritura reflexiva mejora el proceso de tomar decisiones, el pensamiento crítico y nos hace un poco más conscientes de quienes somos a través de lo que pensamos. Incluso hay estudios que aseguran que escribir en tu diario te puede ayudar a lidiar con el estrés, copar con momentos de ansiedad y potenciar tu sistema inmune.

Te cuento todo esto para que sepas que más allá de mi experiencia los beneficios de escribir en tu diario son conocidos desde hace miles de años.

En el momento de grabar este episodio de Maestría llevo más de un mes escribiendo en mi diario, y estoy comenzando a sentir los beneficios. Por una parte, puedo concentrarme más y mejor —ya que tengo más presente cuáles son mis objetivos— por lo que sé en qué debo de invertir mi tiempo y atención (mis prioridades) y me alejo del trabajo reactivo.

Sin embargo el mayor beneficio (para mí) es reconocer patrones de pensamiento y emoción al repasar días anteriores de tu diario, algo que puedes hacer en el momento de la semana que prepares la siguiente.

Debes tener en cuenta que si algo es importante para ti debe quedar por escrito. Dicho de otra forma: aquello que no escribes (lo sacas del éter de tus pensamientos y lo plasmas en algo tangible) no puede ser procesado o controlado.

Si te preguntas qué escribir en tu diario o cuándo hacerlo, te diré que son cuestiones secundarias. Lo más importante es la consistencia. Debes hacerlo cada día. Comienza cada mañana identificando 3 a 5 prioridades. Algo que sí o sí quieres tener listo al finalizar la jornada. Cuando llegue ese momento revisa lo que has cumplido, lo que no y —sobre todo— por qué. Apunta los motivos, qué has aprendido y cómo te sientes. Hazlo durante varios días y comenzarás a identificar patrones.

A nivel personal también añado a mi diario dos bloques extra: uno de agradecimiento, donde constancia por escrito de que o quién me ha ayudado, y otro con las decisiones que haya podido tomar en base lo que ha ocurrido en el día. Por supuesto que también puedes dibujar, hacer esquemas, volcar ideas que aparentemente no tengan conexión. Olvídate de lo correcto y de la gramática.

La mayoría de decisiones e interacciones de nuestro día a día están gobernadas por el subconsciente. No se piensan. Simplemente suceden. Ser más consciente puede ser la clave para que este nuevo año sea decisivo.

Para lograrlo no necesitas equipamiento de última generación o herramientas costosas.

Solo papel, lápiz, ganas de aprender y el compromiso de hacerlo cada día.