Cada ser humano es, en su naturaleza, único.

Sin embargo ante determinados ambientes nos volvemos 100% gregarios.

Ya sea por estímulos o un entorno preparado para ello, cedemos nuestra voluntad a terceros.

No todo el mundo sabe que es un embudo de ventas o funnel, aunque todos hemos caído en alguno (y seguimos cayendo).

Se trata de una serie de impactos de comunicación con un orden determinado cuyo único objetivo es hacer que compres algo. Convertirte. Así es como la gente de marketing lo llama.

Para ello usan determinadas técnicas, pero las más comunes son la escasez y la urgencia.

También existen funnels físicos. No tienes más que ir a un centro comercial, sentarte en algún lugar donde tengas un panorama completo de lo que ocurre y observar.

El emplazamiento de las tiendas. La zona de restauración. Todo está listo para convertirte de alguna forma. No importa si tu intención original era no comprar, casi seguro que al salir del centro tendrás una bolsa con algo que no necesites junto a ti.

Te cuento esto porque a mí también me ha pasado. Sin embargo, tengo un antídoto.

La próxima vez que sientas de repente la necesidad de comprar algo que no entraba en tus planes originales, sé consciente de la situación y di para ti mismo/a “solo cuando lo necesite”.

No importa la urgencia. Seguro que habrá más descuentos en otro momento.

No importa la escasez. Seguro que reponen ese artículo más adelante.

De esta forma le has invertido la mecánica. En lugar de tomar una decisión compulsiva y luego tener inventar un argumento lógico que justifique tu decisión, estarás tomando una decisión ante una situación real que sería más llevadera si compras esa herramienta, curso, libro o lo que sea.

Se acercan fechas en las que se invierten millones en capturar, procesar y convertir tu atención.

Mantente alerta y repite el mantra: solo cuando lo necesites.