Puedes hacer todo lo que quieras, pero no a la vez. Esa es una de las grandes verdades que nadie te dice.

Si eres una persona inquieta, algo tentador (y que a mí me pasa todavía) es intentar perseguir diferentes objetivos con la misma intensidad.

Todos son interesantes. Todos me llaman la atención. Con base en esas sensaciones —no realidades— planifico mi agenda, añadiendo bloques de tiempo aquí y allá hasta completar el puzzle semanal.

Cuando intento llevarlo a cabo me doy cuenta de que el ser humano no es un robot. De que por mucho que encaje en mí timeblock mi mente no puede saltar de una cosa a otra y rendir de forma adecuada.

Ese cambio de contexto, de pasar un proyecto o tarea a otra consume mucha energía. Algo que olvidas cuando te dejas llevar por la motivación al planificar y tomar decisiones.

La misma cantidad de energía en una única dirección te puede acercar a tus objetivos. Mientras que si la distribuyes en direcciones diferentes no solo seguirás en el mismo sitio, sino que te sentirás frustrado/a y amargado/a.

Esa es la principal diferencia entre avanzar y estar ocupado. Algo que la mayoría de personas siguen confundiendo. Esta es también la razón por la que necesitas “productividad”, para poder —de alguna milagrosa forma— combinar todo eso que crees que debes hacer.

¿Recuerdas como comenzaba este episodio?. Puedes hacer todo lo que quieras pero no a la vez. Es la clave. Solo una cosa… a la vez.

Debes ser sincero/a contigo mismo/a. Establecer tres (por ejemplo) áreas o prioridades en las que quieres crecer y renunciar —temporalmente— al resto.

Entonces, planifica tu día, semana, mes y vida en torno a ello. Busca darle tiempo ininterrumpido a cada área y no mires atrás. Decide cuando realizarás trabajo creativo, mecánico o administrativo, dejando un buffer de tiempo entre cada uno de ellos.

Por supuesto, alguien se molestará porque no respondas sus correos con falsas urgencias al instante o no devuelvas las llamadas en ese mismo momento. Pues bien, que se joda. Es tu vida. No la suya. Es tu tiempo. No el suyo. Protégelo, porque cada instante que pasa te queda menos.

Este el camino menos atractivo. La senda menos transitada. Lo entiendo. Si decides recorrerlo tendrás que luchar contra las influencias externas, publicidad y sentimiento de FOMO que quieren polarizarte. Te sentirás mal, sobre todo al principio.

Sin embargo, debes preguntarte ¿quién sería yo si diseñase mi vida en torno a un objetivo?, ¿qué podría hacer si dedicase mi atención no a lo más urgente, sino a lo más importante?.

Dicho de otra forma, ¿buscas dejar un legado a tu familia o unas fotos descoloridas como reliquia de un tiempo olvidado?, ¿quieres dejar huella de tu paso por este mundo o un gris epitafio sobre una tumba que ya nadie visita?.

Ya sabes lo tienes que hacer: solo una cosa.