Si hay una enfermedad que nos afecta a todos/as por igual en este siglo XXII son las distracciones.

No importa tu trasfondo o identidad, estoy seguro de que —muy a tu pesar— tú también te distraes más de lo que crees que deberías.

Estar distraído tiene una connotación peyorativa total. Es difícil encajar la palabra distraerse sin que suene a falta de esfuerzo o poca voluntad.

Como siempre la ignorancia sobre el tema no ayuda, ya que pocos de nosotros/as entendemos qué son realmente las distracciones, así que culpamos a factores externos por su existencia: notificaciones, correo-e, compañeros/as de trabajo, vecinos, tráfico. La lista es interminable.

Sin embargo debes de entender que aunque los disparadores pueden ser externos (un perro ladrando) o internos (una notificación de Instagram), ser distraído de forma continua suele ser síntoma de algo más. Es solo la punta del iceberg.

Si cada cinco minutos estás chequeando el correo o comprobando si tienes más likes en tu última publicación, estás huyendo de algo, estás mendigando pequeñas dosis de dopamina para hacer hagan la situación más llevadera.

Puede ser que tengas que trabajar en un proyecto que detestas o con personas que detestas o que te detestes a ti mismo/a. El caso es que te distraes porque buscas neutralizar esas emociones y pensamientos negativos.

Ya he hablado en otro episodio de Maestría sobre el estado de Flow o fluir y sé que suena a animal mitológico, pero te aseguro que existe.

No solo eso, puedes crear las condiciones para que aparezca (en ese episodio te explico como).

Esto es importante porque cuando uno fluye apenas es distraído. Ocurre lo contrario: alguien te habla y te cuesta —literalmente— escucharlo porque tu cerebro sigue en la actividad. Las notificaciones o el propio concepto de redes sociales o correo-e no puede ser más ridículo.

Esta es la clave: no necesitas distracciones cuando estás haciendo algo que te representa, motiva y completa. No puedes ser distraído si estás en tracción.

Sabes de sobra qué actividades o estímulos te causan distracción. Ahora debes encontrar aquellos que te causan lo contrario: tracción.

Unas te alejan de la dirección que quieres tomar, de tus objetivos. Las otras te acercan.

Ahora bien, como te decía en Solo una cosa los seres humanos no somos robots. Necesitas alejarte de tus actividades para coger perspectiva. Necesitas recarga.

¿Qué es recarga?. Es distracción planificada a tu medida. En lugar de dejar todo al azar, debes diseñar con intención a qué y cómo inviertes tu tiempo y atención y en que momentos necesitas estar distraído/a. Necesitas desconectar.

Usa la distracción para tener tracción. Son las dos caras de una misma moneda. Bien utilizadas se complementan y retroalimentan.

No huyas de ellas, utilízalas a tu favor.