Desde pequeño siempre me ha parecido fascinante la capacidad de algunas personas a la hora de sentarse frente a una pantalla en blanco y sencillamente volcar sus pensamientos en ella para, como un molde de arcilla, ir dándole forma hasta crear un artículo estructurado.
Muchas veces me siento insignificante tras leer a algunos autores/as. Pienso que no tengo nada que decir y aportar o que mi vida no es tan interesante. Si alguna vez te has planteado escribir, estoy seguro de tu también te has sentido así.
Sin embargo, un buen día decides que este es el momento e intentas escribir algo. Las palabras van surgiendo y cayendo sobre la pantalla. Oraciones, párrafos y epígrafes, van dando forma a lo que tienes que decir, exponiendo una pequeña parte de ti.
Aunque más tarde probablemente abomines de lo que has escrito, en ese momento te sientes orgulloso, sientes que hay algo de magia en lo que acaba de ocurrir.
A pesar de que no hay conejos ni chisteras, sí que hay algo de mágico en lo que acaba de ocurrir. Ya no formas parte del 99% de la humanidad: los que consumen. Ahora formas parte del 1%: los que crean lo que otros consumen.
En este artículo te contaré mi experiencia comenzando a escribir y cómo he conseguido formar el hábito de hacerlo cada día. También te daré consejos sobre qué hacer —y qué no hacer— para mantener ese hábito en el tiempo.
Antes, eso sí, es necesario que entiendas por qué es esencial que escribas.
Todo comienza con escribir
Mi hábito de escribir todos los días (y muchos de los conceptos que aquí expongo) se lo debo a Sean McCAbe y a su motto It all starts with writing. Piénsalo: ¿qué tienen en común cada anuncio de TV, cuña de radio, cartel publicitario, película, serie y libro que has consumido?.
Todos comenzaron con la escritura.
Alguien transmitió sus pensamientos a un lienzo digital para luego ser transformados en el guión de una película o en el primer borrador de una novela. Escribir es así de poderoso.
Como te decía al inicio, dominar este poder te sitúa entre el pequeño porcentaje de personas que, además de consumir, crean.
Las personas que crean de una forma sostenida en el tiempo —consistentemente— son las que obtienen mejor resultado. Su mensaje llegará a muchísimas personas y se convertirá en una referencia, influenciando la opinión y decisiones de otras personas. ¿Te suena el nombre de influencers?.
Si escribir es algo tan importante y poderoso, ¿por qué hay muchas más personas que consumen respecto a las que crean?.
Los mitos sobre escribir
Para entender por qué no has comenzado a escribir de forma sistemática, antes hay que eliminar algunos mitos y equivocaciones sobre lo que conlleva escribir en sí. Seguro que te sientes identificado/a:
Crees que no tienes nada que decir
Uno de los principales problemas a la hora de comenzar a escribir es no saber de qué escribir. Puedes estar —literalmente— media hora frente a la página en blanco y seguir sin saber por dónde comenzar.
Tienes que entender que debes comenzar a escribir para saber de qué escribir.
De la misma forma que no puedes maniobrar un coche que no se encuentra en movimiento, no puedes saber que quieres escribir si no comienzas literalmente a volcar lo que tengas en tu cabeza sobre la página.
Una vez que comprendas esto, parte del estrés que genera enfrentarse a la incógnita sobre qué escribir, se desvanece.
Si no tienes ningún tema pensado, comienza escribiendo algunas ideas o pensamientos sobre el documento en forma de epígrafes, según te vayan viniendo a la cabeza.
Luego, puedes desarrollar cada uno de esos puntos, ir añadiendo contexto y unir las ideas principales. Antes de que te des cuenta tendrás listo un primer borrador de un artículo.
Comenzar es la parte más dura, pero una vez hayas empezado las palabras vendrán constantemente a tí.
Crees que no te gusta escribir
Si te has enfrentado a la página en blanco alguna vez y no te ha gustado la experiencia, quizás el problema es que no has probado durante suficiente tiempo.
La mayoría de actividades que disfrutas ahora tardaron cierto tiempo en formarse como un hábito y pasar a tu subconsciente.
Como cualquier hábito en formación, debes buscar un momento en el día apropiado para realizarlo y, en la medida de lo posible, asociarlo a otro hábito o acción que ya forme parte de tu rutina (cue).
Desde ese momento, sé honesto/a y date la libertad de probar durante varios días para ver si encaja con tu forma de ser y lo disfrutas. Estoy seguro de que será así.
Crees que no tienes nada original que decir
Todos tenemos inquietudes, pensamientos, ideas y opiniones. Tú también. El caso es que muchas veces te infravaloras y piensas que tus ideas no merecen la pena y que a nadie le va a interesar tu vida interior. Error.
Tu forma de ver el universo, tu voz y tu mensaje es único porque tu cerebro y personalidad son únicas y 100% originales.
Por ello, nunca dudes que siempre habrá otras personas a las que les llegue y resuene lo que tú tengas que decir y lo que tú quieras comunicar.
Somos millones de seres humanos en este planeta. Tu experiencia, tu voz y tu mensaje pueden ayudar a alguien que esté pasando por lo que tú has pasado ya.
En cuanto a qué es original y qué no lo es: no te preocupes si sientes que inconscientemente estás imitando el estilo de alguien. Todos imitamos en mayor o menor medida, sobre todo en los comienzos. Que eso no suponga una excusa para dejar de crear.
Crees que no tienes tiempo para escribir
Ahora, sabiendo que debes comenzar a escribir para averiguar de qué escribir y que tu voz es única, es posible que la excusa de la falta de tiempo venga a tu cabeza. Vamos a desterrarla.
Si te fijas, la mayoría de nuestras acciones forman parte de un ciclo semanal. Por ejemplo: salir a correr los miércoles y jueves, hacer la compra el viernes, salir a cenar el sábado, etc.
De igual forma, también estamos acostumbrados a consumir información en dosis semanales. Por ejemplo: tu serie favorita los lunes, tu programa favorito los miércoles, tu podcast favorito los domingos, etc.
Todos podemos crear algo una vez a la semana.
Si consigues introducirte en el ciclo semanal de las personas formarás parte de su rutina, es decir, de las acciones que realizan inconscientemente. Llegará el día de la semana en el que tú publicas tus artículos y, sin pensarlo, buscarán y consumirán el contenido. Imagina lo poderoso que es eso.
Crees que tu estilo, tono y voz no gustará a nadie
Cuando comiences a escribir es muy posible que dediques más tiempo a ajustar que a escribir las palabras en sí. Si mientras escribes prestas más atención al cómo que al qué, estarás torpedeando la parte creativa del acto de escribir.
En mi pequeña experiencia, te recomiendo que no mezcles la fase de edición con la fase de creación. Dicho de otra forma: hasta que no tengas una cantidad de texto aceptable volcado en la pantalla, ni te preocupes de elegir la mejor combinación de palabras ni trates de ajustar los párrafos.
La fases de creación y de edición son diferentes e incompatibles. Debes editar después, no mientras escribes.
Muchas App de escritura (por ejemplo la que estoy usando ahora mismo: iA Writer) tienen un focus mode para escribir. Una vez en este modo la aplicación centra tu atención en el párrafo que estás escribiendo haciendo borroso u ocultando el resto de contenido de la página. Te recomiendo que lo pruebes.
Cómo escribir todos los días
Llegados a este punto te voy a recomendar un sencillo plan para que comiences a escribir cada día.
Como primer consejo quiero recordarte que escribir es un hábito clave que hace muy bien de catalizador de otros hábitos, por ejemplo: levantarse temprano o meditar.
En mi caso personal, uno el amanecer muy temprano con escribir como primera acción de la mañana (tras el café, obviamente).
Independientemente, este es el sencillo plan de seis pasos para crear y mantener el hábito de escribir todos los días:
- Escribe 5 temas sobre los que te gustaría hablar o sobre los que tienes una experiencia que te gustaría contar. Date el tiempo suficiente para pensarlos.
- El próximo lunes, elige uno de los temas, el que más te llame la atención. No inviertas demasiado tiempo eligiendo, ahora mismo lo más importante es comenzar.
- Desde ese lunes y hasta el jueves, dedica al menos media hora a escribir sobre ese tema. Escribe, vuelca y traslada cualquier pensamiento sobre el tema a tu hoja en blanco. No intentes editar —es una fase posterior—, ahora mismo lo único que debes de hacer es anotar tus pensamientos tal como vienen.
- El viernes, cuando abras tu editor de texto, te encontrarás con un montón de párrafos que representan ideas y pensamientos, pero que te parecerán inconexos. Ahora es el momento de conectarlos mediante la edición. Lee lo que has escrito, une las piezas del puzzle y dale forma de artículo. No te olvides de chequear la ortografía.
- Ve a cualquier plataforma de bloging gratuita (Medium, WordPress.org, etc) y crea tu espacio (lo puedes hacer en menos de 5 minutos. Si necesitas ayuda avísame.). No pierdas tiempo eligiendo el tema de tu blog ni buscando la imagen perfecta para tu artículo. Lo importante es el contenido no los enlaces sociales ni la imagen destacada.
- Publica tu artículo y, sin miedo, compártelo en tu red social favorita. Haz que los demás sean conscientes de que has decidido comenzar a escribir.
- Repite los pasos 1 al 6 cada semana. Ya está, has dado los primeros pasos y has escrito tu primer artículo. Enhorabuena.
Consejos
- En mi experiencia, lo que me ha funcionado mejor es escribir como primera acción en la mañana. Quizás tengas que levantarte unos minutos antes, pero merece la pena.
- Si buscas un objetivo en cuanto a cantidad de palabras, ya sabes que lo importante es la calidad no la cantidad. Si sigues queriendo una cifra, como estás comenzando, apunta a 500 palabras al día.
- Si recibes críticas negativas o burlas por lo que escribes, aprende a no reaccionar con ninguna emoción negativa. Acepta las críticas constructivas agradeciendo su ayuda a la persona que las emite. En cuanto a las críticas negativas: sé condescendiente y no entres al trapo. Responde educadamente y verás como la situación no pasa de ahí.
Conclusión: No es sólo escribir
Desde luego, no paso de escritor amateur en el mejor de los casos. Tampoco es que lleve muchos años escribiendo. Aún así sería un necio si no reconociese los beneficios que me aporta el hábito de comenzar el día creando, proyectando y exponiendo, en lugar de consumiendo.
Más allá de recibir atención, mejorar mi concentración y ayudarme a encontrar mi voz y mensaje, con cada palabra que escribo y cada pensamiento que transformo en una oración, descubro un poco más de mí.
Con cada idea transformada en artículo me vuelvo un poco más consciente de mis pensamientos y mis limitaciones. También de lo que es importante de verdad en mi vida.
En realidad, escribo para saber lo que soy y lo que quiero ser.
Mi consejo: empieza a escribir ya mismo. Escribe para saber quién eres y qué quieres.
Deja que los demás conozcamos tu visión del mundo, tus inquietudes y tus valiosas y únicas experiencias. Así, encontrarás tu propia identidad a través de la escritura.