¿Nunca te has arrepentido de algo que has dicho apenas segundos después de decirlo?. Ninguno de nosotros/as responderá con un no rotundo. Nadie se escapa de haber reaccionado al menos de vez en cuando.
Todos tenemos algún botón psicológico, nuestro propio talón de Aquiles: aquello que nos hace perder la paciencia haciéndonos ir de cero a cien en un instante. Por eso estoy seguro de que este tema resonará contigo.
En este episodio de Maestría quiero compartir contigo algunas técnicas y consejos que yo mismo utilizo no para evitar reaccionar (protip: es imposible), sino para reducir el tiempo que paso en ese estado donde cedo el control y pasar cuanto antes a otro donde vuelvo a ser dueño de mí mismo.
El mundo quiere que reacciones
Si no tienes claro lo que significa reaccionar y responder en este contexto, para mí reaccionar es en sí un tipo de respuesta (la que sale por defecto), lo que pasa es que no suele ser la adecuada ya que se basa en el instinto más que en la razón.
Hay momentos donde el instinto es vital (momentos de peligro físico) pero hoy en día no suelen darse esos escenarios. Nuestro día a día está sumergido en el mayor confort posible.
El problema viene cuando utilizamos este tipo de respuestas viscerales para responder a situaciones que tienen que ver con las personas que nos rodean. La mayoría de problemas, incomprensiones y rencores nacen de este tipo de escenarios.
Si te paras a examinar tu entorno en particular y el mundo en general con un poco más de atención descubrirás que todo está diseñado para provocar reacciones: titulares exagerados, información luctuosa y noticias sesgadas que sólo quieren polarizarte, atraer tu atención y elijas un bando.
El mundo en el que vivimos es 100% reactivo y debes ser consciente de ello. De lo contrario puedes gastar tu tiempo y energía saltando de un estímulo a otro, sin control.
Reaccionar limita tu crecimiento
Teniendo claro el tipo de respuesta que todos tenemos por defecto —dejarse llevar— es el momento de crear una diferente. Una respuesta diseñada con intención y basada en la tolerancia y el respeto (a uno/a mismo/a, primero) y no en los prejuicios y preferencias personales.
Es muy difícil que consigas tus objetivos y que se materialicen tus planes si sigues reaccionando ante todo y ante todos. El coste energético de vivir así es inmenso. La vida se convierte en supervivencia de un día a otro, anulando cualquier posibilidad de crecimiento.
Para responder debes ser consciente de ti mismo/a
¿Cómo comenzar a responder en lugar de reaccionar?. El primer paso es aprender a conocerte mejor, a prestarte atención. Nadie sabe mejor que tú qué es lo que te hace perder el control, así que debes estar preparado.
Mantén una actitud vigilante, sobre todo cuando estés en compañía de otras personas. Así tendrás más posibilidades de gobernar tus emociones y dar una respuesta con serenidad. De mantener el control.
Ríete (de ti mismo/a). Cuanto antes.
Una de las formas más directas de reducir tensión cuando algo nos afecta es introducir lo antes posible el factor humor. Se dice que el humor es una de las expresiones más sublimes de la inteligencia humana y un signo de cierto desarrollo personal (sobre todo reírse de uno mismo/a).
Si eres capaz de poco a poco ir sacando punta (incluso con ironía) a la situación y comenzar a bromear, por complicado que parezca comprobarás que de de repente ya no es tan grave y todo se vuelve menos rígido. Haz la prueba.
Premeditatio Malorum
Te ayudará a responder de forma consciente anticipar situaciones que en el pasado te han hecho perder los papeles. Sabes de sobra cuáles son.
En la filosofía estoica existe una técnica llamada Premeditatio Malorum que consiste en imaginar situaciones donde nos enfrentamos a enfermedad, perdida de seres queridos o cualquier tipo de desgracia.
Aunque los estoicos utilizaban esta técnica para gobernar la naturaleza cambiante del deseo humano, pienso que es útil ya que sirve de entrenamiento mental a la hora de anticipar posibles conflictos donde en lugar de reaccionar ahora quieres responder.
Reaccionar forma parte de la naturaleza humana
Por último, te recuerdo de nuevo que reaccionar es normal: forma parte de la naturaleza humana así que no seas tan duro contigo mismo/a si te das cuenta que sigues reaccionando.
Sin embargo, es una parte de tu naturaleza que te interesa comprender y dominar ya que de lo contrario seguirá siendo fuente de conflictos y desequilibrios (hay personas que viven en un estado de reacción continua).
Comprende que nada es tan importante, que nada justifica perder el recuerdo de uno mismo y dejarse llevar y que cuando lo has hecho siempre te has arrepentido. Por eso la reacción es siempre a estímulos externos (noticias, eventos, personas, redes sociales, etc) pero la respuesta interna: surge de ser consciente del momento presente.
La fortuna es caprichosa: más tarde o más temprano algo o alguien aparecerá para ponerte a prueba. Ahora sabes que por duras que sean las circunstancias, reaccionar no lo hará más sencillo. También sabes qué es lo que tienes que hacer en su lugar.
La próxima vez que el conflicto llame a tu puerta tendrás que elegir: puedes reaccionar y ceder a la histeria (como hacen todos/as los demás) o puedes respirar hondo, dibujar una media sonrisa en tu cara y responder con serenidad.
Tú puedes el ejemplo y pilar donde otros/as se sostengan.
Depende de ti.